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lunes, 11 de febrero de 2013

Loewe N#7_1


Uno nunca sabe cuando un rayo de luz va a iluminarnos y, mucho menos, si los días de oscuridad van a quedar relegados a un segundo plano. Son momentos inesperados que nos hacen pensar que quizás sea posible la magia.

Hace exactamente un mes, tuve la fortuna de conocer a una persona ajena a mi círculo, pero tan dentro de mi entorno que, me regaló un instante de felicidad cuando creí que no podría ser posible.

Reconozco que las palabras fueron cordiales, las propias del momento, un pseudo flirteo motivado por la diversión circundante pero, que sin remedio, fue capaz de hacerme olvidar que llevaba mi careta de no puedo estar triste, la 33.

Recuerdo con cariño esos minutos de reconocerse, vi en sus ojos tanta vida, unas ganas tan grandes de comerse el mundo, un vigor y valentía que podrían desarmar al más seguro de los seres. Es como si todo ese torbellino de energía positiva se apoderara de mi y sonreí sin miedo, estaba frente a la persona que irradiaba y regalaba lo más valioso de sí: un saco de razones para seguir y respirar.

Mientras escribo, viene a mi memoria,  su aliento de chicle de menta, su locuacidad e ingenio para hacer proposiciones y, como no, su perfume poderoso, contagioso y letal para mi, un aroma que reduce al mínimo mi coraza protectora. (Menos mal que estoy a cubierto, porque amo con todo mi ser,   sin esperar nada, sólo por darme, porque y mi piel se altera con el tacto, las pieles y los besos....ufff esto es otra historia, la que hoy me ocupa es la de Loewe número 7, el protagonista de este relato.)

Volviendo esa esencia perturbadora, a esa manera suya de estar pero no estar, de gozar de la compañía de sus amigos, de esa conversaciones plagadas de risas que, desde fuera, invitan al descubrimiento a descifrar ese código secreto que se nos presenta cuando no conocemos al que observamos.

A partir de ahora, lo que imagino, lo que aparenta ser y quizás no sea pero, errar no es malo, ni pretendo ganar una apuesta, simplemente expresar aquello que me inspira.

Encara el riesgo sin temer nada, se deja llevar y en medio de tanto mar, aguas mansas y salvajes a la vez, lucha por arribar a un puerto que le brinde pasión y ternura, paz y batalla.

Su dulzura parece no tener límites, es cortes, generoso y locuaz, a veces carismático, respirando a pleno pulmón, ajeno al dolor, pero hay algo en su mirada que delata una marca de tristeza no muy reciente y que permanece en él. Fin de la primera entrega.







martes, 29 de enero de 2013


El día que anunciaron a bombo y platillo el alto riesgo de nevada pensé: que buena noticia, cuando despierte , el paisaje hará juego con el estado de mi corazón helado y no tendré que ponerme la careta 33 para disimular  ese frío constante que me invade y no consigo apartar de mi.
Al final, la tan ansiada nieve no hizo acto de presencia, fue un espejismo, la esperanza a la que nos aferramos cuando, las desgracias que nos acechan, permanecen en nosotros y no podemos cambiar. Aún así,  mereció la pena soñar con el blanco purificador que todo lo cubre y esconde aquello que no debe verse, sólo adivinarse.
El cerro lució aquella mañana esplendoroso y cautivador, destiné mis mejores pensamientos, los más audaces, esos que afloran cuando uno ama, a una persona que me revoluciona y una amplia sonrisa se posó en mi rostro, por fin un día lleno de expectativas y besos.
Finalmente, lo reconozco, fui feliz durante ese instante, esa inusitada ilusión se quebró al momento, justo en esa décima de segundo de tristeza,  de nuevo, deseé con ardor que la nieve ocupara todo para no seguir sintiendo vacío.

lunes, 10 de diciembre de 2012

No me alcanza la memoria para recordar cuanto tiempo llevo llenando de instantes los corchos de mi habitación, esos retazos de tiempos que me hacen sonreír e incluso sentirme afortunada por lo que he vivido. No quiero olvidar lo pasado, aquello que me causó felicidad y tristeza, esos pedazos de historia, forman parte de mi y me integran en la vida.
Desde aquí puedo ver gran parte de esos fragmentos de vida:
1/ El farolillo naranja y las pulseras de colores del verano 89, mágico año en el que aprendí el valor de los abrazos.
2/ La postal que habla de como los días sin la persona amada parecen siglos, uff,  y claro que lo son, como se siente la distancia, cuán frágil es el afecto desordenado e idolatrado, aún así siempre merce la pena amar, contra todo pronóstico de acierto.
3/ El barco de Lago y el billete de transporte de mi loca aventura en tierras hostiles., por ver la ría y el mar, confluencia de lo salado con lo dulce. Aguas que se mezclan y confunden para hacerse una.
4/ Rusia, San Petersburgo y el Deva, Moscú y el lazo conmemorativo de la liberación, el primer y único viaje que hice con mi madre.
5/ Las entradas de los conciertos, muchos de ellos de verano, otros en compañía de mi hermana y uno que me puso la piel de gallina, una voz vital y quebrada a la vez en un entorno plagado de encanto, inicio de una noche sorprendente y perfecta. Doy gracias por el regalo de amistad que apuntaba amor.
6/ Mi galería de seres queridos, muchos que no están en presencia pero que me guardan y viven en mi. Otros a los que veo y están conmigo.
7/ Las apuestas salariales y las ferias. Hawai y las rosas de papel.
8/ El canal de Midi y el final de galáctico.
Lo cierto es que podría escribir un libro sumando todos los recuerdos y ,este blog de hoy , sería tan denso que no me leería ni yo. No os voy a seguir torturando, por hoy ya está bien, otro día seguiré ,o no , como decía uno de mis mejores amigos.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Como cada noche, siguiendo fielmente una especie de ritual solo conocido por el, araña el canapé, da un salto, me observa y, cuando se siente acertado por mis pupilas, se acerca sigiloso, midiendo con cuidado los movimientos y me pide una caricia.
Intento ser solícita, atender sus necesidades de afecto para que , la tristeza que arrastro como pesadas cadenas, no sea descubierta y, de repente, surge  un candor que me reconcilia con el áspero mundo, con esa ingente cantidad de adversidades que vienen más que se van.
De repente, sus pupilas se vuelven oscuras, redondez perfecta que me hace sucumbir. Acaricio entonces su cabecita, un poco de su lomo, si continuara seguro que me mordería sin morder y se asustaría. No quiero eso, sólo sentir que está pegado a mí, como diciéndome: todo está bien, no estás sola y si por azar, una lágrima o más, nace de tu dolor, yo estaré aquí y te acompañaré.
Cuando las caricias y mis palabras le llegan busca acomodo en mi cintura, se hace una bola, cierra sus expresivos ojos y sucumbe ante la llamada del sueño reparador, aunque, antes de eso, entreabre un par de veces esos ojos verde, me mira, respira hondo y, por fin, se entrega.
A lo lardo de la noche buscará otros cobijos y acomodos, no se apartará de mi, velará mis sueños. Este es Charly. Mi recuerdo para Pekay, Coco y la bolita de M que estará con ellos.

martes, 4 de diciembre de 2012

En mitad de la nada, donde antes eran campos y olivares, centro geográfico y atalaya en tiempos de la memoria no hallada.
Emerge, entre pinares, una esbelta figura que me recuerda lo perdido, aquello que nunca será y lo que es aunque no se quiera.
Su visualización me calma, un consuelo vía llama encendida que, en días de lluvia, me guía y que, entre tantas tinieblas, ilumina mi corazón y me hace sonreír.
Cuando hace sol , me regala fuerza y el día comienza con sí fuera el primero del resto de mi vida o el único posible en esta andadura de presentes.
Gracias por estar y ser el faro que me envía a los espacios del echarse de menos, esa nostalgia que atenaza al principio pero luego libera. SYAM.
PD. Dedicado a quién hoy buscó ese abrigo de tranquilidad

jueves, 29 de noviembre de 2012

Un buen día para comenzar esta nueva andadura, en un mundo extraño, tan ajeno a lo que me rodea, tan alejado de lo cotidiano que me siento sin presión, por fin liberada de ese yugo de silencios que, durante tantos meses, me atenaza y retraen.
Fin de mes y uno nuevo para comenzar.